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“Campeonato Regional de Concepción” (1949-1970). Un espacio constructor de identidades desde el deporte.

Gustavo Zuchel Jaña

Licenciado y Profesor de Historia, Magíster (c) en Historia. Universidad Católica de la Santísima Concepción

 

Introducción

El Campeonato Regional de Fútbol fue un torneo Inter empresas que se disputó entre 1949 y 1970 en la antigua Provincia de Concepción. Alcanzo una popularidad inesperada entre sus organizadores; cerca de 10.000 espectadores acudían a sus encuentros para alentar a sus equipos o simplemente a disfrutar del buen fútbol, el cual, como lo demuestra la historia de este certamen, era garantizado por los diversos clubes participantes.

La identidad, entendida como las características propias de un individuo o colectividad, fue forjada por estos clubes y significó espacios de sociabilidad no convencionales. Esto implica que los participantes establecieron instituciones sólidas en torno a una actividad cotidiana como es el fútbol, a través de símbolos, rituales, colores e historia, todo enmarcado en la naturaleza industrial propia de la provincia de Concepción a mediados del siglo XX.

Según diversos historiadores, a mediados de la década de 1940, distanciados ya del proceso de la “Cuestión Social”, las emergencias sociales que marcaron este proceso como el hacinamiento, la criminalidad y la moralidad infantil, estaban relativamente superadas. Las industrias establecidas en esta provincia consolidaron un estilo de vida que daba más espacio al ocio, permitiendo que la afiliación a clubes deportivos se convirtiera en un mecanismo de cohesión social, algo vinculante en cierta medida, que representaba una forma de entretenimiento en los tiempos libres e identificación con la empresa.

Este fenómeno fue evidente no solo en los futbolistas y directivos de los diversos clubes de la zona, sino también en los aficionados, siendo un canalizador de identidad de gran importancia. ¿Por qué ser hincha si no trabajas para la empresa? Este cuestionamiento subraya la importancia de la identidad vinculada al club, mostrando cómo el apoyo a estos equipos se volvió más que una simple afición, convirtiéndose en un elemento crucial para la identidad personal de aquellos que lo respaldaban.

Cuando abordamos el tema de la identidad, me gusta recordar las ideas de Jorge Larraín, un sociólogo que propone tres pilares fundamentales para comprender y conceptualizar lo que entendemos por identidad: el origen, es decir, el lugar donde uno se cría (en el caso del fútbol, el equipo en el cual tus padres apoyan o el equipo del barrio); la capacidad adquisitiva (la capacidad capital de adquisición trabajadores para la empresa o actividades asociadas y equipamiento para los clubes); y la relación entre una identidad en particular con las otras. En el contexto de los clubes deportivos vinculados a empresas, se pueden identificar estas características propuestas por Larraín.

En esta nota, buscamos caracterizar, a través de estas ideas, a algunos clubes que formaron parte del Campeonato Regional de Concepción, vinculándolos con sus asociaciones de origen, es decir, Concepción, Talcahuano, Lota, Tomé, Penco y Chiguayante.

 

Las asociaciones y sus clubes

Concepción

En la capital penquista, el fútbol se empieza a organizar formalmente en 1906, la Asociación de football de Concepción se funda el 2 de mayo de dicho año, aunque sus primeros encuentros datan de 1897. Esto indica que la tradición futbolera en el momento de creación del “Regional” era sólida, lo que implica que sus clubes ya eran instituciones consolidadas.

 

Club Deportivo Ferroviario Arturo Fernández Vial

El más antiguo de la zona, se fundó en 1897 bajo el nombre de International F.C. y fue renombrado en 1903. Este equipo de fútbol se desarrolló en el seno de la Maestranza de Ferrocarriles del Estado de Concepción y fue uno de los combinados más poderosos de Concepción durante toda la primera mitad del siglo XX, llegando a representar a la ciudad en el Campeonato Nacional Amateur de 1945, del cual sale campeón.

Desde su escudo, que representa la cara frontal de una locomotora, hasta la manera en que sus jugadores e hinchas se desplazaban, todo evoca al mundo ferroviario. La identidad asociada a la clase obrera y, especialmente, a los trenes, ha dejado una huella que aún hoy mantiene unidad a la comunidad de hinchas y simpatizantes del club aurinegro. Geográficamente, el barrio estación, el Cerro Chepe y el sector Lorenzo Arenas fueron los lugares donde los vialinos se congregaron, gracias a la cercanía a la Estación de Ferrocarriles.

Su participación en los circuitos deportivos de la Federación Santiago Watts, unión obrera de los Ferrocarriles del Estado, fue significativa. El Fernández Vial fue uno de los primeros equipos populares de Concepción en tener presencia fuera de la ciudad. Es importante resaltar el término “popular”, ya que clubes como el “American” o el “Concepción United” (a principios del siglo XX) si tuvieron influencia a nivel nacional producto de los recursos con los cuales contaban sus afiliados.

Esto ha quedado grabado en la historia compartida por aquellos que conforman la “familia vialina”. La resistencia por parte de los grupos obreros para no desaparecer, ya sea a través de intentos de unión o por problemas inherentes al fútbol, son situaciones en las que la “Garra Vialina” se hace presente, ya sea dentro o fuera del campo de juego.

 

Lord Cochrane

Fundado en 1916 por varios funcionarios del comercio que representaban a la clase media de la comuna, congregados en el barrio La Pampa, se convirtió en el otro club popular de Concepción. Los emocionantes encuentros en el Parque Municipal de Deportes, que con el tiempo se transformó en el actual Estadio Alcaldesa Ester Roa Rebolledo, eran auténticas fiestas deportivas cuando jugaban contra el Vial, Naval o Universitario.

Este club, arraigado en los estratos medios de Concepción, ofrecía una amplia gama de deportes, reflejo del contexto histórico, en los cuales sus socios, compuestos por empresarios, comerciantes y profesionales, participaban activamente. Este espíritu se

evidencia en la compra de la sede del club, donde se emitieron acciones para recaudar fondos y así concretar la adquisición, demostrando su astucia en asuntos comerciales.

De sus filas salieron los hermanos Coddou, grandes futbolistas que fueron citados a la selección nacional en el primer Sudamericano de Fútbol en 1930, quienes formaron parte de la institución y son recordados activamente por los dirigentes e hinchas de la institución.

Se recuerda la “Playita del Lord” en Penco, a la que los socios de la institución solían acudir en un tradicional viaje durante los veranos.

 

Universitario

El club se estableció en 1928 por estudiantes de la Universidad de Concepción, fundada en 1919, con el propósito de participar en competencias polideportivas universitarias celebradas en Santiago. A medida que el tiempo avanzaba, el equipo de fútbol de la institución educativa se unió a la Asociación Concepción para competir, primero en la liga local y luego en el Campeonato Regional.

La particularidad del Club Universitario radica en que su enfoque no se limitaba al fútbol, sino que abarcaba todos los deportes, reflejando un espíritu modernizador que implicaba la participación en un espacio como lo era la universidad. En el contexto del desarrollo industrial de Concepción, donde la necesidad de ingenieros y profesionales era imperante, la Universidad de Concepción representaba un espacio fundamental para la construcción del conocimiento. Los estudiantes, durante sus tiempos libres, se dedicaban a una variedad de disciplinas deportivas.

Con su propio campo de juego, este equipo representaba a los educandos y funcionarios de la casa de estudios, identificándose con los emblemas característicos de la institución, como el foro, el campanil y los colores amarillo y azul.

Cerca de octubre de 1966 el club se disolvió, el recuerdo de este club se materializa en el Club Universidad de Concepción en 1994.

 

Talcahuano

En Talcahuano, puerto mayor de Concepción, el fútbol comenzó a organizarse en forma de asociación en 1909. Sin duda, uno de los recuerdos más icónicos grabados a fuego en la cancha del Morro, la principal de Talcahuano, es la “chilena” de Ramon Unzaga en 1914, un momento emblemático del fútbol nacional que tuvo lugar en este histórico recinto deportivo.

 

Gente de Mar

El club más antiguo del puerto que jugó en el Campeonato Regional, estaba compuesto por trabajadores afiliados a la Unión Industrial del Transporte Marítimo. La historia de este equipo se entrelaza con varias instituciones del puerto de Talcahuano, ya que se ha asociado y fusionado con diversos clubes durante los años en que participó en la Asociación chorera como en el Regional. Según Héctor Gatica, su relación con el “Bellavista” de Talcahuano y “Unión San Vicente”, lo llevaron a ser uno de los equipos más representativos de la sociedad civil del puerto, estrechamente vinculado a las actividades marítimas.

 

Naval

El combinado más ganador del certamen, fue primero una asociación particular, fundada en 1945 al interior de la puerta Los Leones, donde equipos formados en sus diferentes actividades jugaban al fútbol en una cancha al interior del complejo militar. En 1949 esta asociación formó una selección a la que llamaron Naval y se unió al comité de creación del Campeonato Regional.

Como entidad estatal, este club contaba con los mejores jugadores de la institución castrense. Según relata Pedro Ferrada, si en la Armada se detectaba a un buen jugador, era enviado al puerto de Talcahuano para defender los colores del poderoso Naval.

Los componentes identitarios más recordados, según Luis Osses, incluyen el “Cañón de Naval”, una pieza de artillería móvil que se utilizaba para celebrar la salida al campo de juego o con un gol del equipo náutico; el estadio El Morro, como el escenario emblemático de los encuentros del legendario club; y “La Ana de Naval”, una hincha apasionada que destacaba por su fervor al animar al club en sus partidos.

Además, hay que destacar el momento en que “Naval fue Chile”. En 1952, el club fue seleccionado para representar a la selección nacional en las Olimpiadas de Helsinki, la capital de Finlandia.

 

Huachipato

Al igual que Naval, todo comenzó al interior de la Siderúrgica Huachipato, un complejo industrial perteneciente a la Compañía de Aceros del Pacifico (CAP), donde se organizaron varios equipos de fútbol en diferentes áreas productivas de la industria.

El acta de fundación viene desde 1954, pero es en 1947, cuando empiezan a funcionar los talleres industriales, cuando se empieza a jugar el fútbol regularmente al interior de la industria. La selección de la Asociación Huachipato en 1952, utilizando principalmente a los jugadores del Departamento de Ingeniería como base, ganó la división de ascenso al Campeonato Regional, lo que les permitió participar en dicho campeonato.

Su vinculación con el denominado “Talcahuano plano”, que abarca los sectores de Higueras, Villa San Martin y Denavi Sur, áreas pobladas gracias a la industria acerera, es notable. Por esta razón, su campo de juego, el ex Estadio Higueras y ahora conocido como Estadio Huachipato, está ubicado en la unión de los cerros colindantes a este sector.

Además, hay una relación con los stealmeaker (trabajadores del acero) de Estados Unidos, con quienes comparten el símbolo presente en su escudo. La diferencia radica en que la estrella roja central en el escudo del equipo chileno está ubicada en el lado izquierdo, reflejando la posición del Océano Pacífico al oeste. En Estados Unidos, este símbolo muestra la estrella en el lado derecho, representando al Océano Atlántico al este.

 

Coronel-Lota

El fútbol en Lota y Coronel tiene sus orígenes a principios del siglo XX, con la fundación de la asociación en 1916 que reunía a los clubes ligados a la industria del carbón. Equipos como aquellos que honraban a la familia fundadora de la industria carbonífera, los Cousiño, o provenientes de organizaciones sociales como el “Manuel Rodríguez”, todos con

un marcado componente minero, como se evidencia en la obra de Héctor Gatica y Luis Torres Aillón, representan a los habitantes de la tierra de Baldomero Lillo.

 

Selección Lota

Este equipo surgió como una selección conformada por clubes pertenecientes a la Asociación Lota de Fútbol en 1949 para participar en el Campeonato Regional. Inicialmente se denominó Minas Lota, pero con el transcurso del tiempo y con la intención de representar a todo el fútbol de la zona, el nombre se cambió a Selección Lota para su participación en dicho torneo.

La conexión con la mina y el mineral extraído en esas tierras es evidente. Por ejemplo, el estadio donde jugaban de local era conocido como Estadio El Carbón, y además contaban con la figura del minero como mascota del club.

 

Federico Schwager

Al igual que en Lota, en Coronel también surgió una selección conformada por equipos locales. El club que compitió en los Regionales fue la Selección Schwager, formada por la asociación del mismo nombre, y también estaba arraigado a la tradición minera.

En 1965, se une con Selección Lota para formar Lota Schwager, un club que compitió en el ámbito profesional del fútbol.

La identificación con el mundo del carbón es una característica fundamental en estos dos equipos. La unión entre Coronel y Lota se manifiesta a través de la formación y consolidación de estos clubes deportivos, que reflejan la influencia y la importancia de la industria minera en la región.

 

Tomé

La Asociación de Tomé se estableció en 1931, conformada por varios clubes vinculados principalmente a la industria textil en el puerto. Al igual que en otras asociaciones similares, esta entidad surgió como un esfuerzo colectivo de los clubes de la localidad para regular la práctica del deporte en la zona.

 

Marcos Serrano

La fundación del Centro Cultural y Deportivo Marcos Serrano tuvo lugar en 1922 dentro de la Fábrica Nacional de Paños de Tomé. Esta industria se estableció en el área en 1913 bajo el nombre de Kraft, posteriormente cambiado en 1918 y es construido su edificio. Actualmente es Monumento Histórico desde 2017.

Este centro cultural operaba como una mutualidad, desempeñando roles importantes como brindar servicios de salud, organizar celebraciones culturales y proporcionar apoyo mutuo entre los trabajadores de la empresa. Los eventos culturales, en particular, eran muy llamativos, ya que presentaban la cultura de diversas civilizaciones, como la egipcia, en eventos multitudinarios que tenían lugar entes o durante los encuentros futbolísticos. Esta dinámica cultural se evidencia en una revista circular de la institución publicada en 1938.

 

FIAP

La Fábrica Italoamericana de Paños de Tomé fue fundada en 1924 por inmigrantes italianos. El club deportivo se estableció en 1933 como un espacio de recreación y entretenimiento para sus trabajadores.

El club deportivo, inspirado por una visita a Italia de uno de los principales propietarios de la fábrica, adoptó los colores negro y rojo en homenaje al Club A.C. Milán.

Los encuentros clásicos con Marcos Serrano, según lo registrado en los diarios de la zona, eran festivales culturales y deportivos en los que las barras tomaban un papel protagónico en los espectáculos de medio tiempo. Durante estos partidos, los dirigentes organizaban votaciones para elegir cual barra ofrecía el mejor espectáculo, convirtiendo estos eventos en verdaderas celebraciones que paralizaban el puerto de Tomé.

 

Penco-Lirquén

En el caso de estos dos puertos, participaban en la Asociación de Concepción, sin embargo, consideramos que entregarles un apartado especial es clave, ya que los clubes que eran de esas localidades, fueron importantes instituciones para el desarrollo del Campeonato Regional, así como la formación de identidades en la intercomuna pencona.

 

Coquimbo Crav

El club fundado en 1910 al interior de la Refinería de Azúcar de Penco, la cual fue adquirida en 1924 por la Compañía de Refinería de Azúcar de Viña del Mar (CRAV) fue sin duda uno de los clubes más poderosos de Penco.

Los obreros, unidos tanto en el sindicato como en el club deportivo, no solo participaban en actividades deportivas, sino que también realizaba un rol social de ayuda mutua, siguiendo la línea de otros clubes deportivos nacidos en entornos industriales.

Los enfrentamientos con “Fanaloza” adquirieron particular importancia, siendo considerados como los clásicos, donde la tradición azucarera se enfrentaba a la dureza de la loza en emocionantes eventos deportivos que se llevaban a cabo en el puerto donde se fundó Concepción en 1550.

 

Fanaloza

Fundado en 1932 en el seno de la Fábrica Nacional de Loza de Penco, establecida en dicho puerto en 1927. Al igual que el resto de los clubes, representaba un espacio de ayuda mutua y cooperación entre obreros de la fábrica.

 

Vipla

Fundado en 1940 por trabajadores de la Fábrica de Vidrios Planos, la cual se estableció en Lirquén en 1937 debido a su proximidad con la materia prima. Esta empresa, originaria de Valparaíso, fue fundada en 1933.

 

Minerales

Fundado en 1940, con la finalidad de competir con otros clubes de empresas y fábricas. El nombre proviene de una mina de carbón de Lirquén, por lo que estos mineros levantaron dicho club deportivo como espacio de encuentro y entretención.

 

Chiguayante

Al igual que Penco y Lirquén, los equipos de este sector participaban en la Asociación de Fútbol de Concepción. Fue en 1949 cuando los clubes de la zona, entre ellos el Caupolicán, se organizan en una asociación con miras al Campeonato Regional, formando la Asociación de Clubes Particulares de Chiguayante, con el fin de regular y fomentar la práctica del fútbol.

 

Caupolicán

Fundado en 1929 como Deportivo Grace por la casa comercial Grace & Company S.A., modificaron su nombre en 1940. Este equipo participaba en la Asociación de Clubes Particulares del Comercio, pero en esa fecha, junto al cambio de nombre, empieza a competir en la asociación penquista.

El club nace desde el Sindicato Caupolicán, fundado en 1933, el cual organizaba diversas actividades sindicales como artísticas para sus trabajadores. En ese contexto, surge el equipo deportivo y, en 1948, se organizó la asociación de fútbol que, según Cecil Reiman, perseguía el objetivó de intensificar la práctica de este deporte y evitar la forma perjudicial en la cual se practicaba, que varios jugadores jugaban en dos o hasta tres equipos a la vez.

Es así, y junto al Club Maestranza, que la tradición, principalmente textil, ferroviaria y forestal, se mantuvieron en dicha ciudad.

 

Consideraciones

Es importante señalar que esto no constituye un trabajo finalizado. Como se observa en estas líneas, la información con la que contamos sobre ciertos clubes es limitada, por lo que es crucial continuar investigando, recopilando más fuentes y estudiando a profundidad las diversas instituciones deportivas que formaron parte del Campeonato Regional. Sin embargo, podemos establecer ciertas directrices para el estudio de la identidad en estos espacios de sociabilidad.

En primer lugar, el carácter obrero es notorio en la mayoría, por no decir todos, los clubes que participaron en este campeonato. Por ende, es clave abordar la identidad desde la perspectiva de la sociabilidad obrera, dinámica que estudió Maurice Agulhon, considerando que la organización y formalidad de los clubes deportivos responden a estándares establecidos por los mismos socios, quienes al fundar el club lo concibieron como un espacio de encuentro entre compañeros de trabajo.

En segundo lugar, el rescate de testimonios orales de antiguos jugadores, dirigentes y seguidores que vivieron las vibrantes jornadas del Regional es enriquecedor para comprender este fenómeno histórico. Identificar patrones en sus relatos nos ayuda a entender como percibían la realidad en ese momento y cómo el club deportivo se convertía en una segunda familia para muchos de estos antiguos jugadores, funcionarios o hinchas.

Por último, y como crítica al centralismo tan arraigado en Chile, es evidente la falta de archivos periodísticos en la ciudad de Concepción. Si se pretende investigar el fútbol del sur, resulta necesario financiar viajes a la Biblioteca Nacional en búsqueda de los diarios penquistas, algo inaccesible para quienes deseen conocer las gestas de los clubes donde participaron sus padres o abuelos, quienes por mera curiosidad y sin un ánimo investigativo, no van a ir exclusivamente al archivo a buscar esas anécdotas.

En resumen, es imprescindible continuar la investigación, recopilar testimonios y luchar por un acceso más fácil a la información histórica local para comprender a fondo la historia y la identidad de estos clubes, los cuales formaban una gran identidad colectiva que era el Campeonato Regional de Concepción.

 

Bibliografía

  • Fuentes impresas
  • Diario La Patria
  • Diario El Sur
  • Club Deportivo Ferroviario Arturo Fernández Vial. Revista aurinegra con motivo de su 45 aniversario: 1903-1948: Concepción, junio de 1948
  • Centro Cultural y Deportivo Marcos Serrano. Revista “Serrano”: Tomé, Septiembre de 1938
  • Artículos
  • Agulhon, Maurice; Verger, Eduard J. 1992. “Clase obrera y sociabilidad antes de 1849.”, en Historia Social. N° 12, pp. 141-166.
  • Libros
  • Campos Harriet, Fernando. 1979. Historia de Concepción 1550-1970. Santiago, Editorial Universitaria
  • Gatica, Héctor. 2019. Almanaque del fútbol chileno. Santiago: Editorial Hueders LTDA.
  • Larraín. Jorge. 2001. Identidad Chilena. Santiago. LOM
  • Márquez Ochoa, Boris. 2014. Cerámica en Penco. Industria y Sociedad 1888-1962. Concepción: Ediciones del Archivo Histórico de Concepción
  • Osses Guiñez, Luis. 2009. 100 años del Fútbol Chorero. Talcahuano, Austral Editores.
  • Ramírez, Exequiel. 1993. El deporte penquista de la mano del “Arturo Fernández Vial. Concepción, Fundación.
  • Reiman Campos, Cecil. 2020. La otra historia de Chiguayante. Chiguayante: Editorial Al Aire Libro.
  • Torres Aillón. Luis. 2018. Grandes Historias de Lota Schwager I & II. Tomé. Editorial Al Aire Libre 2.0